Comencé a leer “Seis Mil Lunas” sin acceder previamente a la biografía del autor. El resultado fue que al cabo de tres cuentos, llamó mi atención el dominio del habla salvadoreña, la fluidez en las construcciones, la naturalidad en la estructura, hasta el punto de que me quede asombrado cuando leí que se trataba de un madrileño que había trabajado como cooperante (Colomoncagua, Mesa Grande, Morazán, etc), que actualmente, se encuentra afincado en la Baja Extremadura, dedicado a la enseñanza. Quien haya tratado de pergeñar una historia corta, utilizando cualquiera de las características léxicas de los países hispanoamericanos, se ha topado con la dificultad de estructurar las frases de modo natural. No se trata de colocar palabras al libre albedrío o de sustituir las utilizadas en el castellano de acá con las del castellano de allá, como un sanitario colocando apósitos. La realidad es mucho más compleja.
Llevas un tiempo publicitando este libro de 6000 lunas, ojalá y que tengas un buen resultado de ventas porque de crítica es claro que sí. Desde la asociación hemos comentado tu libro en una tertulia y todos tuvieron algo positivo que aportar.
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Me alegro mucho. Un abrazo a todos
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